domingo, 4 de noviembre de 2012

Entrevista a Maria Pilar Martinez Costa



¿Por qué periodismo?
Yo quería contar historias, hacer reportajes para televisión. Esperaba contar historias que nadie contaba. Había un programa en la televisión argentina, “Historias de la argentina secreta”, que contaba cosas relacionadas con medio ambiente o patrimonio cultural o étnico. Me aficioné. Eran grandes reportajes de cosas muy variopintas. Yo quería contar ese tipo de cosas. Durante la carrera ya me volví más política porque cubrimos en una emisora de radio las primeras elecciones tras periodos muy convulsos y ahí me fui metiendo en ese ambiente. Tras terminar la carrera quería historias más políticas, estar en la cresta de la ola. Eché papeles para hacer una beca aquí y ahí empezó todo lo demás.



Doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra. Tantas ganas que tenías de contar cosas y luego acabas dando clases de radio. ¿Por qué el cambio?
La vida te va mostrando y ofreciendo puertas y abanicos que quizá antes no te planteabas porque no los conocías. La comunicación pública me interesa porque es parte del periodismo. El master estaba centrado en el periodismo, pero se abría a otras cosas que también hablaban de comunicar. Te abrían grandes posibilidades nuevas para mi, entre ellos, seguir estudiando. No había pensado en el doctorado pero se me dio esa posibilidad tras el master. Seguía queriendo contar cosas, pero en esta ocasión podía conseguirlo a través de un trabajo de investigación. Tiene varias cosas comunes aunque desde fuera parezca que no.


¿Y por qué terminas enseñando asignaturas sobre radio?
Con la docencia no contaba. Con la radio si, porque yo ya había trabajado y ya había hecho piezas para este medio. Al principio criticando libros y después ya pasé a los informativos. Yo quería investigar tras el master las diferencias entre la Frecuencia Modulada y la Onda Media, que ya vosotros casi no sabéis ni lo que es. Quería ver qué aportaba para narrar y qué oportunidades ofrece. Poco a poco, vas estudiando y te vas metiendo en el ambiente universitario. A los alumnos de posgrado se les asigna también un programa docente añadido y yo me empecé a involucrar en las asignaturas prácticas de radio. Fui adquiriendo más experiencia y responsabilidad con los años y de repente te encuentras con que todo eso te gusta mucho.

¿Es más gratificante la docencia que el propio trabajo de periodista?

Un periodista siempre tiene el gusanillo de trabajar de lo suyo. Veo a los alumnos hacer un programa de radio y digo ¡Ay! Quiero hacerlo todos los días. El gusanillo siempre lo tendrás. Pero la vida de adulto no solamente es hacer lo que te gusta, sino ser capaz de, por aquello que te gusta más, ser capaz de renunciar igualmente a otras cosas que te encantan igualmente. Eso es la responsabilidad.


Como profesora y vicedecana de alumnos que eres ¿qué opinas de la implantación de Bolonia?
Creo que hay cosas que son menos buenas y otras cosas que son mejores. La reflexión que hagas de una renovación docente yo creo que siempre es positiva, tengas o no tengas Bolonia. Es parte de tu trabajo. Un profesor universitario, como todo buen profesional, tiene que estar renovándose todo el tiempo. Tanto si te lo manda el ministerio como si no. Tienes que adaptarte al mercado y ver qué exige de tus graduados. Quizá lo más negativo de Bolonia es que ha burocratizado un poco cada proceso. El profesorado hace mucho más papeleo y a veces resulta incómodo. Pero si hay que hacerlo, se hace. Además dentro de lo que piden, hay papeles muy útiles, como por ejemplo, las guías docentes. Probablemente, repercuta positivamente en la docencia. Ahora todavía queda asimilar los cambios y los ajustes, llegar hasta el final de lo positivo que va a aportar a los alumnos.
 
Ante la crisis de la economía en general y de la comunicación en particular, ¿qué se le dice a los alumnos, cómo se les anima?
Yo siempre digo que ante las crisis hay grandes oportunidades. Se puede aprovechar para romper moldes, estructuras que ya no sirven… Bendita sea la crisis si sirve para decirles a las grandes empresas que concentran miles de redactores que redactan una pieza a la semana que tienen que cambiar, siempre y cuando regalen oportunidades. Necesidad de contar cosas siempre va a haber. No vendemos algo caduco. Lo que pasa que también hay que cambiar, evolucionar. Los propietarios de los grandes medios son empresas que, normalmente, no tienen nada que ver con el mundo de la comunicación. Las estructuras actuales están haciendo aguas porque están encontrándose con una enorme competencia por miles de sitios. Ya no compiten con sus rivales normales y encima los nuevos ofrecen lo mismo, pero gratis. No están preparados para estas novedades. La empresa no funciona. Y son los que trabajan quienes lo sufren. Además, las rutinas profesionales han cambiado y el periodista debe adaptarse, evolucionar. La forma de contar las cosas, particularmente, es distinta y hay que asumir que hay nuevos modos de hacer las cosas y nuevos trabajos para una misma persona. El perfil cambia. Es el momento de comerse el mundo. Lo verdaderamente importante es saber usar todas las novedades y herramientas para mejorar el periodismo. A fin de cuentas eso es lo que vende y siempre venderá, el buen periodismo.

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